Poned en mente una matrioska, la muñequita rusa que tiene dentro de su interior una hermana pequeña. Pues bien, pongamos que Nogara es la muñeca grande y Sara es la que se alberga en su interior.
Nogara es protectora, impide que cualquier factor externo llegue hasta Sara. Si hace frío, será Nogara quien lo sienta, al igual que si hace calor. Sara, en el interior de Nogara no sabe si llueve o nieva o si hace un viento de mil demonios. Está protegida, es el deber de Nogara, para ello nació. Sara, frágil, débil, insegura e ingenua se siente segura en el interior de de Nogara pensando “que bien, nadie sabe de mi existencia” pero en el fondo Sara quiere ser algo más, quiere defenderse por si misma, quiere sentir el viento en su pequeño cuerpecito de madera, quiere decir… “si. Aquí estoy yo y puedo con ello, pase lo que pase”
Cuando miran a la Matrioska, lo único que se ve es a Nogara, Relativamente segura de si misma sabiendo lo que tiene que hacer, pero muy pocos ven a la pequeña muñequita que lleva dentro.. a la pequeña muñequita que lo único que desea es que la saquen de dentro y jueguen con ella, que la quieran tal y como es. Sara quiere ir al lado de Nogara y no en su interior, no se quiere esconder, quiere poder ser ella misma… quiere no tener que necesitar a Nogara, ser independiente y no echarse atrás con las adversidades que la puedan venir en un futuro, o con las que ya tiene sobre si la matrioska. Sara quiere decir “EY, EXISTO” pero Nogara no la deja.
