Se dice que en interior de la fortaleza está escondido el mayor tesoro de todo el reino.. Dicho tesoro únicamente está custodiado por una princesa de blancos cabellos y es ella quién decide si se es merecedor del tesoro o no.Parece fácil ¿verdad? Eso pensaron los caballeros que ansiando el tesoro se aventuraron a cruzar el desierto de hielo en su busca, sentados a lomos de su caballo. Muchos han sido los que han caído en el camino a causa del frio del lugar, unos, nada mas empezar su viaje, otros, finalizandolo, yaciendo bajo la mirada de la princesa a las puertas de la fortaleza.
De todos los valientes caballeros que lo intentaron, solo unos pocos lograron entrar a la fortaleza, el primero de ellos llegó ya casi sin fuerzas y exhausto por el largo viaje, agarró la aldaba del gran porton de madera y llamó tres veces, pero nadie contestó, volvió a llamar y de nuevo sucedió lo mismo, asique decidió entrar, empujó el portón y este se abrió con delizadeza. tras él apareció un enorme jardin de sauces cuyas ramas barrian el suelo y blancos almendros en flor que desprendian un aroma dulzón, las mariposas revoloteavan y los pájaros cantaban. A pesar del frío glacial que hacia fuerá, ahi dentro era una eterna primavera. Ese primer caballero aundubo por la fortaleza durante años, buscó el tesoro con ahinco, se llegó a conocer cada rincón de dicha fortificación, pero nunca llego a encontrar ni al tesoro ni a la princesa que lo custodiaba.Un día mientras subia unas escaleras de caracol para ir a lo alto de una torre y poder ver mejor hacia dónde dirijirse, apareció la princesa en lo alto mirándolo fíjamente "Adiós" fue lo unico que salió de los pálidos labios de la princesa. A la vez que aquella palabra fue pronunciada, una cuerda invisible tiro del caballero hacia abajo, e que lo arrastró hasta la mismisima puerta de la fortaleza, portón que se encontraba abierto, tal y como lo dejó el al entrar años atrás
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Pasaron los años en soledad para la princesa, no hubo más caballeros que llegasen hasta ella, todos perecían en el intento, unos más cerca, otros más lejos... pero todos con el mismo cruel destino. Se empezó a preguntar que por qué tenia que haber echado al unico caballero que habia sido capaz de entrar, que más daba que no la hubiese encontrado. ¿ cuánto tiempo faltaría para que alguien, cualquiera, pudiese descubrir su verdadera naturaleza, para poder entregarle a alguien el tesoro que albergaba en el interior de su fortaleza?Absorta en estos pensamientos la sorprendió de nuevo el sonido de la aldaba, ella, nerviosa se escondió en sus aposentos. Por el porton entró otro caballero que se resguardó del frio del desierto en el interior del patio, tumbandose a la sombra de un almendro, sintiendo el calor y cerrando los ojos. Por fín decidió levantarse e investigar un poco, pero solo un poco, ya que solo andaba por los sitios a los que la luz del sol bañana.No se adentró en la fortaleza y solo se quejaba de que jamas encontraria el tesoro, que sus consejeros le habian mentido y tomado el pelo, que jamás había habido ni habrá tesoro en esta estraña fortaleza. Pero lo que este caballero no sabía, es que había estado más cerca de la princesa y su tesoro de lo que nadie había estado jamás. Pero no busco lo suficiente, solo veía lo que sus ojos veían, no se atrevió a mirar en las sombras. Llego al portón, que seguía abierto y tal cual llegó se fue.
La princesa abatida, bajó y cerro el porton más fuerte que nunca, se juró a si misma que jamás dejaria entrar a nadie de nuevo por aquel porton, que estaría cerrado de por vida, que nadie más andaría por su fortaleza rasguñandola con sus estribos, escavando con sus picos para que luego se fueran sin parchear siquiera el daño que habian infringido. Con el ceño fruncido y los brazos cruzados se volvió a sus aposentos. Leyó lo que nunca antes habia leido, escribió como jamás antes lo había hecho, todo para no pensar en su monumental enfado con los caballeros, y con ella misma por dejarlos entrar. Pasaron los meses, y la princesa vagaba solitaria por la fortaleza,no tenía fuerzas, miraba los rasguños que habían hecho los caballeros en las paredes, pero no tenía ganas de arreglarlos, la fortaleza estaba que se caía en pedazos.Nunca antes habia estado tan deteriorada.Una noche la aldaba volvió a sonar, "no pienso abrir" pensó la princesa, que se encontrada sentada en el jardin mirando las estrellas de la primavera.El sonido de la aldaba volvió a sonar y pasados unos minutos ya no se escuchó de nuevo " no habría merecido la pena abrir al caballero" pensó la princesa que se quedó dormida al instante.
En ese momento el caballero andaba alrededor del castillo buscando una forma de entrar ya que la puerta estaba cerrada y no se le permitía el paso, pero él queria entrar, y le daba igual por donde. después de una larga e intensa búsqueda lo encontró, en lo alto de una torre habia una ventana con el cristal roto, por ahí podría entrar, pero le costaria lo suyo, era una torre muy alta y del frío estaba la piedra helada. Buscó y buscó por los alrededores algo que le ayudase a subir, y lo único que encontró fueron unas flores amarillas, las arrancó y comprobó que su savia era pegajosa, se las unto en las manos y se dió cuenta de que se adherían a la perfeccion a la fria roca, y así poco a poco, consiguió subir a lo alto de la torre. Entró por la ventana rota, a una habitación llena de bolas de cristal, abrió la puerta y bajó por las escaleras, pudo comprobar el lamentable estado en el que se encontraba la fortaleza y sintió pena, antes de decicarse a buscar el tesoró decidió que la arreglaría un poco,ya que no era muy comodo ir andando por ahi y correr riesgos innecesarios, además tenia pensado quedarse cierto tiempo por ahi.Buscó y no le resultó muy dificil encontrar los materiales para arreglarla, parecía que lo habian dejado ahi a proposito.No le dio mas importancia y se puso manos a la obra. no tardó mucho en dejar aceptable todos los desperfectos que encontro a su paso, incluso arregló la ventana por la que habia entrado el,
hasta se había olvidado de por qué se encontraba en ese lugar. simplemente lo recorria como si fuese su propio hogar, se sentía agusto en el paseando tranquilamente cuando una voz lo sorprendió "Gracias" dijo. se giró, pero no vio a nadie y se dirigió al jardin. una vez en el la voz le volvió a sorprender. "Gracias, has arreglado mi fortaleza sin buscar nada a cambio, sigue mi voz, te llevaré hasta el tesoro, es tuyo" el caballero se levantó y se dispuso a seguir la voz, " por aquí" decia y el caballero obedecía sus ordenes, pasaron por un sinfin de pasillos, subieron y bajaron escaleras giraron en todos los sentidos posibles, hasta que al fin llegaron a su destino. " en esta sala se encuentra el tesoro, una fuete de oro líquido, da un trago, y tu mayor deseo será concedido, una unica vez, una vez hayas bebido serás expulsado de la fortaleza y jamás encontraras el camino para poder volver, no recordarás la exixtencia del tesoro, pero a cambio tendrás lo que más deseas en este mundo"
El Caballero se apolló e la fuente y vio su reflejo en el oro que caía de ella. pensó durante unos instantes hasta que dijo.
- No quiero el tesoro, no quiero el deseo. confieso que vine aqui con ese propósito, pero esta fortaleza es mi hogar, siento tu calor desde el primer momento. no me iré de aquí, mi deseo ha cambiado, es esta fortaleza, no puedo desear lo que ya tengo.
" El portón está sellado, solo yo puedo abrirlo, si deseas quedarte te quedarás aquí siempre."
- Una fortaleza y una princesa, qué mas podría un caballero pedir?
"siempre es siempre, recuerdalo"
El caballero se alejó de la fuente y se dirigió hacia una de las paredes y la abrazó, la princesa se estremeció al sentir el calor del caballero, y se dejó ver entre sus brazos. "siempre" susurro el caballero.